
En las invitaciones al acto en mi cuenta de twitter preguntaba, ¿Para qué sirve la poesía en este siglo de la Gran Prueba?
El anterior ganador de este premio, el filósofo y poeta Jorge Rietchmann publicó en 2013 El siglo de la Gran Prueba, obra en la que el autor pone a la humanidad cara a cara con la crisis ecosocial a la que nos lleva de forma acelerada el capitalismo. El sistema capitalista no es sólo una forma de organizar la economía de mercado sino también los valores de la sociedad y el acceso al poder. Tenemos una sociedad de mercado, una universidad mercantilizada, una cultura de masas mercantilizada, una democracia mercantilizada… nada parece escapar al dominio del precio sobre el valor.
En una sociedad de mercado hay unos límites al juego democrático, no escritos, pero muy estrictos. No se pueden cambiar las reglas de juego para que todos los votos valgan lo mismo, no se pueden poner límites al crecimiento económico para ajustar la economía al planeta que la sustenta, no se pueden eliminar los paraísos fiscales, no se puede hablar de eliminar los paraísos fiscales, no se puede hacer una reforma fiscal que ponga límite a la riqueza extrema, …
¿Qué puede un poeta contra eso? ¿De qué sirve la poesía? ¿De qué sirve escribir una novela o un ensayo? ¿De qué sirve ser docente socialmente comprometido?
Cuando la humanidad se dirige hacia el abismo,
la construcción del relato es clave
para que sigamos corriendo hacia el mismo.
Que se salve quién pueda, no lo dicen,
mientras se preparan islas acorazadas.
Nos dirigen al abismo
cabalgando sobre los votos
de quiénes acabarán despeñados.
Hoy el relato dominante es tan poderoso
que le llamamos pensamiento único.
La novedad, y no me tranquiliza,
es que las evidencias
de que vamos hacia el abismo
son tan evidentes,
valga la redundancia,
que los constructores de relatos necesitan acudir al bulo, a la mentira y a la pseudociencia para tratar de mantenernos con la venda bien puesta. Las evidencias, por ejemplo, de que estamos viviendo ya el cambio climático que anunciábamos para el futuro, son tan grandes que es preciso alimentar el relato negacionista. La negación, no lo olvidemos, es la primera fase del duelo, de la pérdida, a la que nos enfrentamos. Una pérdida de los brillos de las baratijas de la sociedad de consumo, de unas baratijas que no necesitamos en la medida que creemos necesitar.
Los poetas, las docentes, los periodistas, las científicas, tenemos la capacidad y la misión de desvelar las grietas de ese pensamiento único, que como tal pensamiento es muy limitado y deja muchos flancos abiertos. Y la de nombrar para alumbrar otros mundos posibles.

Presentación de Vértice en la casa del Pumarejo. Foto: David Gómez
Este es el cuarto libro de poemas que publica José María López Medina. Hace quince años tuve la oportunidad de presentar en el Cortijo del Alamillo, su primer conjunto de poemas, Bocetos y sonetos. Libro muy especial por cuanto lo firman dos autores, padre e hijo. El padre, José María López Sánchez se ocupó de los sonetos y el hijo, José María López Medina, publicó bocetos interiores, buscando un silencio de su talla.
Ya en este primer libro aparecen tres constantes que han marcado su obra poética. Junto con el sentido del ritmo, el uso de las palabras justas y un sentido de la ironía muy necesario, tanto para mirarse interiormente como para mirar el mundo en crisis con su inercia hacia el abismo.
José María López Sánchez destaca este sentido de la concisión, en el prólogo al segundo poemario de su hijo, Filo del Tiempo, ilustrado Antonio Melo, seleccionando para ello este poema:
Si pudiera vestir esto que siento
con las palabras justas,
con palabras ceñidas como prendas,
tal vez podría saber qué forma tengo,
tal vez podría palparme los enigmas,
las preguntas primeras, los hallazgos,
los vértices del alma…
tal vez podría tentar ese relieve
y hacer algo al respecto.
Es en su tercer libro, Señales de vida, cuando empieza a explorar la poesía crítica con mira ecosocial y feminista.
Bajo el epígrafe versos caseros encontramos este, dedicado a Luisa y por ende a todas las mujeres que tienen que simultanear vida profesional, cuidados y vida poética.
Vida y Obra
Desde cada rincón del universo
–debería poner la lavadora–
late un sordo bramido que atesora
–vístete, hijo– un ímpetu perverso.
El arcano designio yace inmerso
en un envés de luz –quién llama ahora–
donde apremia -qué lenta esta impresora…
…sí, yo llevo a los niños…- el reverso
de un péndulo que empuja hasta el vacío
todo lo que no hicimos, ya baldío,
palpitando –qué tarde ya– en la espesa
penumbra de un remoto sumidero
–qué bien salió el puchero–
de recuerdos hambrientos… -¡a la mesa!
Y bajo el título zonas comunes encontramos este aviso que no puede resumir con menos palabras la impotencia que sentimos ante la inercia que nos impide acometer el cambio de rumbo necesario para resolver la crisis ecosocial
Somos
la gente del pasado
que avisaba de esto
Estamos tan acostumbrados a ver las cosas cómo nos dicen que son que necesitamos más que nunca la capacidad de renombrar las cosas que tienen los poetas. Es un trabajo que no tiene precio pero sí un valor incalculable.
Me he comprometido con el autor a auto-contenerme y no hacer más spoiler del imprescindible sobre el presente libro, Vértice. Voy a desvelar lo menos posible del mismo, pero voy a transcribir dos poemas que, a mi juicio ilustran el valor de su poesía, la necesidad que tenemos de ella y que hace que sus lectores, cuando acabamos la lectura de sus poemarios pidamos: ¡Más poemas por favor!
El primer poema se llama Decíamos
Salvar la Tierra,
decíamos,
mientras ella seguía
concentrada en su órbita
como si alguna vez le hubiéramos
hecho falta para algo.
Ayudar al planeta,
decíamos,
como el señor que dice
que él ayuda en su casa.
Dudo a continuación entre transcribir Teléfono Inteligente o el segundo principio (de la termodinámica)… hay en Vértice poemas de todas las tallas, cada una y cada uno de los presentes seguro que encuentra uno para ponerse.
Me decanto por este.
Mitos
La neutralidad no existe.
Son los padres.
El crecimiento perpetuo no existe.
Son los padres.
Los padres no existen.
Son las madres.
Y ya os dejo con el poeta, pónganse los cinturones y disfruten. Eso sí, recuerden la advertencia con la que se abre el libro.
Consentimiento
Una firma en descarga
del autor o la autora
por posibles efectos secundarios
sobre el marco mental
o la cosmovisión
del lector o lectora que se enfrenta
a ciertos buenos libros de poesía.
No digo este, claro.
Yo sólo doy la idea
La presentación de libro fue entrañable en muchos sentidos. Por el escenario, que no podía ser más apropiado, tan ligado por otra parte a la historia del autor en Sevilla. La Casa Grande del Pumarejo. El Patio Ventura Galera, nombrado así en memoria y homenaje a nuestro llorado amigo, arquitecto socialmente comprometido, que tanto hizo por que esta casa siga siendo una casa de todas, habitada, autogestionada.

Presentación de Vértice en el Patio Ventura Galera de la Casa Grande del Pumarejo, en Sevilla el martes 13 de junio de 2023. Foto: David Gómez
En segundo lugar porque sirvió de ocasión de reencuentro de amigos y activistas sevillanos que nos sentimos muy identificados con los versos de Jose, hechos a nuestra medida.
Solo queda dejaros a solas con Vértice y que os vistáis con los versos que más se ajusten a vuestra talla.

Algunos de los asistentes a la presentación de Vértice, en la puerta de la Casa Grande del Pumarejo. Foto: Reyes Gallego Rodríguez
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