La importancia de las soportes en rítmica - LETRAS EMERGENTES
1/septiembre/2023

La importancia de las soportes en rítmica

Soportes españolas preparándose para entrar en el estadio de la Feria de Valencia

Dudo si titular este relato la importancia de los “supporters”. No me gusta usar gratuitamente anglicismos teniendo una lengua tan rica como la española. Pero supporters sugiere un contenido semántico que va más allá del de aficionado. Las soportes, vamos a convenir aquí, son las personas que apoyan a su equipo, a sus deportistas, atletas o gimnastas, transmitiéndoles energía para ir más allá, para superarse, para dar lo mejor de sí mismas.

Volviendo de Valencia, del mundial de gimnasia rítmica, con la cabeza todavía llena de música y de imágenes, con resaca emocional persistente, elijo este tema para narrar algo de lo vivido porque el protagonismo de las soportes en esta competición ha sido algo totalmente fuera de lo común. Ha sido tan apabullante el apoyo del público a las gimnastas, a todas, a las españolas las que más, sin duda, pero a todas, que Morinari Watanabe, presidente de la FIG, en su discurso de clausura se salió de los límites del protocolo para hablar de ello. Lo hizo en español. Con vuestro apoyo llenáis de energía a las gimnastas y les ayudáis a hacer mejor su gimnasia, a expresar lo mejor de si mismas. Sois la mejor afición del mundo. Habéis creado un ambiente único, gracias. Reverencia japonesa y palmas.

¿Por qué es tan especial este público, por qué empatiza de tal modo con sus deportistas? Para quién no haya asistido nunca a una competición de este tipo es conveniente situarlo en contexto sobre la singularidad de la composición del público. Es un público muy joven, muy mayoritariamente femenino, con predominio de gimnastas y exgimnastas, o familiares de gimnastas, conocedor de las dificultades y sacrificios que conlleva preparar los ejercicios y de que el error está siempre al acecho.

En Valencia, el ambiente creado por las soportes en un estadio lleno a rebosar, junto con el hecho de ver en competición a las mejores gimnastas individuales y equipos del mundo, ha generado un círculo virtuoso de alimentación positiva que nos permite afirmar que nada hubiera sido igual con una afición más fría, con un estadio medio lleno, con un público que apoya a su equipo pero no a todas las gimnastas, no a todos los equipos.

Así vivimos el primer paso del conjunto español hacia la medalla de bronce

Las soportes de Valencia han apoyado a todas sin excepción. Mucho, con entusiasmo para la mayoría. Pero el apoyo es apoteósico para las elegidas por el público, las españolas las que más, por supuesto, pero parecía que las búlgaras, italianas, alemanas e isrealitas jugaban en casa. Su entrada en escena ha sido precedida por un auténtico terremoto, por un estruendo de bocinas, palmas, gritos, chillidos, y pataleo rítmico sobre la estructura de la grada, tan atronador, que resulta estremecedor. Grabé con un trípode los ejercicios de Polina Berizna y Alba Bautista, así como los del equipo español. La grabación recoge el temblor como si de un terremoto escala 4 Richter se tratara. Pero casi idéntico recibimiento reciben Stiliana Nikolova, Boryana Kaleyn, Sofia Raffaeli, Milena Baldasarri, Daria Atamanov, Viktoriia Onoprienko,…

Durante el minuto y medio de su actuación el público clama oleés, aplaude, chilla, acompañando los momentos de mayor riesgo en lanzamiento de aparatos, de mayor perfección en la ejecución de un giro o un salto, los rodamientos más bonitos. El público redobla los aplausos cuando las gimnastas fallan para darles apoyo. Les transmite energía para seguir.

El mundial de Valencia es el último antes de las olimpiadas de París. Un nutrido grupo de gimnastas se disputan las catorce pasaportes a París en juego, entre ellas Alba Bautista y Polina Berezina. Están en juego, por supuesto, las medallas por aparatos y el título de campeona mundial que ostenta la italiana Sofia Raffaeli. Tras lo que vimos hace un mes en Milán, ella y la alemana Darja Varfolomeev van a reproducir el duelo de la edición anterior, con permiso de las dos búlgaras, Boryana Kaleyn, actual campeona de Europa y Stiliana Nikolova.

Las soportes queremos, por su puesto, que consigan sus objetivos. Pero tanto gimnastas como espectadores estamos allí sobre todo para disfrutar del arte de la gimnasia rítmica, unas haciéndola, tratando de mostrar su trabajo sin errores, expresando con su gimnasia emociones que van más allá de lo que el código puede reflejar y por tanto se puede medir y puntuar. El público recibiendo ese regalo con agradecimiento, con efusión de alegría, conmoviéndose por momentos.

Entra Alba al tapiz con la cinta para terminar su actuación en el clasificatorio. El día anterior había dado un paso importante para obtener el pasaporte a París. Ella y Polina estaban situadas entre las ocho primeras. Hay que acabar entre las diecisiete. Basta hacer bien uno de los dos ejercicios que faltan para asegurar la clasificación. Alba ha fallado en mazas y puede que la suma no salga. Tiene que hacer su mejor cinta, ese ejercicio tan bien compuesto interpretando esa maravilla de Saeta cantada por Inda Martínez. Es una de sus especialidades. El público hace temblar las gradas del Arena de Valencia. Cuando Alba dibuja en el suelo la cruz con su cinta y se prepara par empezar de rodillas con los brazos en cruz el estadio se vuelve silencio. Suena la música, arranca bien pero luego se tuerce. El público la lleva en volandas hasta el desenlace y estalla más tarde cuando se confirma que Alba también ha logrado la clasificación. Sí, sí, sí, nos vamos a París.

Es la tercera ronda de la final individual. En la pista está Sofia Raffaeli con las mazas. Encabeza claramente la clasificación tras clavar dos magníficas actuaciones en aro y pelota. ¡En un momento de su ejercicio emerge de nuestras gargantas un noo desgarrador! Se detiene el mundo, una maza se le ha escapado a Sofia cuando la recogía haciendo una paloma hacia atrás. Ahí se desvanece la revalidación del título de campeona. Silencio. Shock. Redoblan los aplausos. Sofía se rehace y termina su ejercicio pero cuando termina, en el suelo, sabe que ahí junto con la maza se le han escapado sus opciones de revalidar el título. Nos quedamos abatidos.

Este apoyo incondicional del público a sus favoritas alcanza a los equipos rivales de España. No importa que el error lo haya podido cometer un equipo, como Bulgaria o Italia que competían directamente con España por las medallas. Somos soportes de España, a rabiar, pero somos soportes de Italia y Bulgaria también por que nos maravilla su gimnasia. Y de China, cuyo ejercicio de cinco aros nos cautivó, y de Israel que se coordinan con la precisión de un reloj suizo, y de Ucrania, y de Polonia, y de Brasil, México, Francia,…

Sí, lo que ocurre en la pista es el resultado del duro trabajo preparatorio de las gimnastas y la interacción que se produce con el público. Para poder salir al tapiz en un mundial ha sido preciso recorrer un camino que se pierde en la memoria de las gimnastas, que inician su carrera en su más tierna infancia. Un camino lleno de esfuerzo, de duro trabajo, que explota logrando el éxtasis cuando sale bien o nos sumerge en una profunda sima cuando sale mal. Cada año montan nuevas rutinas. Eligen cuidadosamente la música que van a interpretar y van engarzando sus ejercicios diseñados para alcanzar la mayor puntuación posible en dificultades corporales y de aparato. Las gimnastas que van más allá, las que añaden elegancia, belleza en la composición y expresión artística, conquistan nuestro corazón que late al ritmo del de ellas.

No siempre se logra, es verdad. Pero hay ocasiones en las que nos quedamos hipnotizados. Ante obras de arte como el ejercicio de pelota de Sofia Raffaeli interpretando Il mondo, el tiempo parece detenerse, el mundo entero parece estar pendiente de lo que ocurre cuando Sofía lo tiene entre sus manos. Hay que remontarse a la sublime Alexandra Kudriatseva para encontrar un ejercicio de pelota así de sublime. Gira il mondo gira, Sofía lo hace girar enlazando con fluidez dificultades extremas componiendo un poema. En el momento culminante Sofía alza el mundo delicadamente entre sus manos.

Antes de empezar la final absoluta Elisa me dijo, ¿Te das cuenta de que puede ser la última vez que veamos interpretar en directo a Sofia este ejercicio? Cuando Sofia lo concluyó, Sonia, una aficionada italiana con la que hemos entablado amistad estos cinco intensos días, rompió a llorar. Siempre lloro cuando veo Il Mondo interpretado por Sofía nos dice cuando logra contener sus lágrimas.

Entre público y gimnastas se construye un vínculo que puede quedar registrado en miradas cruzadas, en selfies, firmas en cuadernos o en conversaciones que pueden continuar fuera de competición. Las gimnastas, salvo excepciones, gustan de establecer estos vínculos, agradecen sentidamente los aplausos, reciben con paciencia infinita la atención y requerimientos de sus soportes cuando terminan la competición.

Esta interacción es más fácil en competiciones audiencia más reducida. Es el caso de las copas del Mundo de Portimao y de Pamplona o el World Challenge de Marbella. Nos gustan mucho estos campeonatos porque permiten una gran interacción con las gimnastas. Se dan oportunidades para entablar conversación con ellas en las gradas, en los pasillos, en los alrededores del estadio.

Evita Griskenas, a la que admiramos y aplaudimos desde su primer Portimao en 2019, siempre nos dedica un gesto de agradecimiento cuando termina allí sus ejercicios. Estamos en primera fila, a ras de suelo, a escasos dos metros del pasillo por el que ella sale al terminar su interpretación camino del Kiss and Cry. La aplaudimos a rabiar cuando pasa a nuestro lado, se lleva la mano al corazón y nos sonríe. Teníamos al lado a una familia portuguesa que asistían por primera vez a una competición. El padre nos pregunta, ¿es vuestra hija?

Al terminar este año su actuación Evita, antes de subir al podium, nos sorprendió acercándose a nuestros asientos y darnos con reverencia una carta manuscrita en la que nos agradece nuestro soporte durante todos estos años y nos dice que logramos que haga una gimnasia mejor. Nos dejó, como podéis imaginar, completamente sorprendidos y emocionados. La contactamos con un mensaje directo de instagram para mostrarle nuestro agradecimiento enviándole una foto de nuestra gata Miu, sentada en primera fila ante el televisor, siguiendo la evolución de Evita por el tapiz en su ejercicio de cinta. Ahí empezó un vínculo especial con esta gimnasta que se reforzó durante los meses que han seguido a su lesión en los Juegos Panamericanos.  

En Valencia, Evita Griskenas reapareció tras su lesión. Al terminar su primer ejercicio Elisa bajó a primera fila para saludarla. Evita la reconoció y le escribió para decirle que It’s has been lovely to see your face again. Nos dijo que le gustaría que nos encontráramos para darnos un pequeño regalo que nos traía de Estados Unidos. Hemos tenido ocasión de reunirnos con ella, en la frontera del área de calentamiento, en dos ocasiones. La primera, en la que nos hicimos intercambio de regalos, acompañada de Lily Nizumo. Nos presentó diciendo, estos son mis amigos. En la segunda, para despedirse, nos trajo una segunda tarjeta de agradecimiento, escrita tras un dibujo a la acuarela de un clavel, su flor favorita. En su carta nos volvía a decir que nuestro apoyo y las imágenes de la naturaleza que le compartimos le alegran el día y le ayudan a expresar mejor su gimnasia. Se crea un círculo virtuoso que se alimenta de la energía que las gimnastas reciben de sus soportes.

Con Evita Griskenas

Pero si hay soportes o apoyos imprescindibles para las gimnastas son los que les brindan sus padres. Delante nuestra estaban sentados dos padres con su hija, gimnasta federada que compite en conjuntos con su club tinerfeño. La vida gira en torno al calendario de entrenamientos y competiciones de su hija. Ajustan sus vacaciones a las de ella. No hay vacaciones de Semana Santa para ellos, ni fines de semana libres.

En uno de los descansos, en el pasillo, vimos a Nora Demiere, la jovencísima gimnasta suiza haciéndose fotos y firmando autógrafos a sus aficionadas. Nos detuvimos para esperar un hueco. ¿Vosotros estuvistéis en Portimao?, nos preguntó una mujer que esperaba junto a ella. Si, ¿por qué? Quería daros las gracias y deciros que me llegó al corazón vuestro apoyo a mi hija. Le dijimos que para nosotros fue un descubrimiento, que nos encantó desde el principio la elegancia de su hija y sus cualidades. Nos conmueve comprender cómo las gimnastas, sus entrenadoras o las madres y padres, pueden llegar a agradecer ese apoyo que sienten de nosotras, las soportes.

Venimos coincidiendo con el grupo de padres del equipo español que siguen a sus hijas por el circuito internacional. Nosotros acudimos siempre que por distancia y tiempo nos podemos desplazar por carretera. La primera vez que nos vimos fue en Marbella en 2022, cuando presentaron fuera de competición la primera versión del ejercicio de cinco aros que ha obtenido la plata en este mundial. Desde que aparecieron sobre el tapiz para formar la composición inicial, en espiral, el ejercicio nos atrapó. Claro que estaba un poco verde aún, que había errores de coordinación. Pero nos cautivó e intuimos que nos daría muchas alegrías.

Este año en Portimao cuando coincidimos con el grupo de padres de nuevo nos emplazamos para vernos en la copa del Mundo de Milán, en julio y sobre todo en el mundial de Valencia. Y así ha sido. Nos alegramos de vernos en estas competiciones. En Valencia, hemos coincidido en varios momentos, antes y después de que sus hijas consiguieran las ansiadas medallas. El domingo, antes del inicio de la final por aparatos tuvimos la oportunidad de mantener una grata conversación con el padre de una de ellas. Le deseamos suerte. Sufro viendo a mi hija y al equipo, nos dijo. Cuando salieron el viernes al tapiz y empezaron a actuar centré mi atención lógicamente en ella, temía que le pudiera la presión de actuar en casa. Pero vi que estaba tranquila, me fijé en las demás y vi que también lo estaban y entonces me relajé y pude disfrutar del ejercicio. Iba a salir bien, habían salido a disfrutar.

Las soportes sufrimos, los padres y  las entrenadores, los que más, pero quiénes entablamos un vinculo emocional fuerte con nuestras gimnastas también. Hay veces que no podemos ver sus ejercicios con tranquilidad, relajados. Vivimos con sufrimiento cada riesgo especial, cada lanzamiento de cinta, de mazas, de pelota que parece que va a rebotar en el techo o salir fuera de pista. Cada recogida de aparatos fuera de campo visual, cada rebote o rodamiento inverosímil del aparato. Conocemos perfectamente todos los puntos posibles de error y no les perdemos atención.

Ni que decir tiene que vibramos con sus ejercicios y estallamos de júbilo cuando los ejecutan a la perfección. Y este estallido de júbilo alcanzó por momentos tal nivel de intensidad que generó un ambiente de emoción colectiva que conmovió de forma extraordinaria a nuestras gimnastas y esa emoción de ellas, que retorna hacia a nosotros, intensifica la que ya sentíamos.

Polina Berezina culmina el jueves, segundo día de competición, su cuarta actuación del clasificatorio con el ejercicio de cinta. En cada uno de los ejercicios se ha visto sobrepasada de emoción por la acogida del público. Sabe que tiene el pase a Paris. Ha cuajado cuatro grandes actuaciones. Su cara expresa lo que significa haber conseguido el sueño de su vida, detrás del cual ha habido mucho trabajo, mucha perseverancia, mucho sufrimiento. Pero expresa también el desbordamiento de agradecimiento que siente por el apabullante cariño y apoyo que ha recibido de la grada. Se desborda la emoción y brotan sus lágrimas. Me cuesta reprimir las mías.

El domingo por la tarde, último día de la competición, volvimos a disfrutar un ambiente espectacular jaleando a las finalistas de conjuntos. España cerraba el concurso de cinco aros. El estadio se vino abajo cuando anunciaron la salida del conjunto. Se quedó en silencio cuando las gimnastas formaron su figura inicial en espera del inicio de la música, fueron vitoreadas en cada lanzamiento, en cada figura, cuajaron otra soberbia actuación y España, España, trompetas y banderas, si, si, sí, nos vamos a Paris, mientras esperábamos que saliera la nota. La referencia la tenían las chinas que ya habían conquistado al público con este ejercicio en el clasificatorio. Salió la nota de España, segundas, y el pabellón estalló en fuegos artificiales.

Fue el momento culmen de la jornada pero nos quedaba una sorpresa final. La gala. Ya terminada la tensión de la competición solo quedaba celebrar y agradecer. Agradecimiento a Paloma Del Río con esta transmisión culminaba una vida profesional dedicada a hacer afición, a dar espacio y voz a deportes minoritarios como la rítmica, a introducirnos en el arte y la magia de este deporte. No podía haber elegido mejor escenario para hacerlo. Las cámaras enfocaron el espacio en la esquina superior izquierda. Desde allí saludó al público que ya en la inauguración la había homenajeado. Paloma, Paloma, Palooomaaa.

Empezó la gala que nos fue deparando sorpresas y descubriendo su hilo conductor. El deporte y el arte de la rítmica nos unen. Nos inspiran para afrontar con equilibrio los retos de los tiempos cambiantes que transitamos. Tuvimos una última oportunidad de ver sobre el tapiz a la maravillosa Takhmina Ikromova, a la queridísima y singularísima Boryana Kaleyn, la neozelandesa Sabana interpretando danzas maoríes, a la vibrante Barbara Domingos interpretando a la chica de Ipanema y a la egipcia interpretando danzas orientales. El público disfrutó, celebró y agradeció sus montajes como también los de los conjuntos de Israel, un memorial y del equipo de España, un homenaje a la danza flamenca.

Se cerró con una interpretación de la banda sonora de la competición a cargo de cuatro representantes de nuestra gimnasia masculina acompañados de un gran coro de chicos y chicas a los que se fueron sumando voluntarios y técnicos. España es pionera en la introducción de la competición masculina a nivel internacional y se agradece que se aprovechen estas oportunidades para mostrar al resto del mundo que la gimnasia rítmica masculina tiene que abrirse paso y consolidarse internacionalmente. Estuvieron magníficos. Elisa vibró con los vuelos de mariposa, cinco seguidos, que nos regalaron. La actuación terminó animando a sumarse y entrar en el tapiz a todos los que han contribuido a soportar con su trabajo estos campeonatos. Profesionales y voluntarios.

Salimos del estadio emocionados, flotando. En el camino de vuelta compartiendo con las foreras de Foro Rítmica las impresiones. Leo: El mundial ha sido como una boda… vamos a estar de resaca emocional un mes. Pienso: se quedan cortas.

Esteban de Manuel Jerez
Soy profesor de la Universidad de Sevilla y activista social por el derecho a la ciudad y la Justicia Global. Premio del concurso internacional Dubai ONU-HABITAT de Mejores Prácticas de Políticas Urbanas Nacionales. Cofundé la revista científica Hábitat y Sociedad. Soy responsable del grupo de investigación ADICI especializado en Investigación Acción Participativa y Aprendizaje y Servicio aplicados a la Producción y Gestión Social del Hábitat. Co-fundador de Arquitectura y Compromiso Social (1993-2015) Colaboro con la consultora Taller Ecosocial. Publico ensayos de opinión en El Pais, ABC, Diario.es, El Salto Diario, Diario de Sevilla, Sevilla Directo y periódico IDEAL de Granada

Comentarios

  1. Isa

    2 de septiembre de 2023

    Me ha encantado leer este artículo… Muy emotivo y expresión de la vivencia de espectador de un mundial de rítmica… Yo también estuve allí, mi primera competición mundialy fue una experiencia fantástica… Qué compartí con otra chica que conocí en el foro de patinaje dobre hielo (cuando te gusta un deporte artístico suelen gustarte varios). Gracias por acordarte de lo suporters, algo más que un mero espectador… Es vivir al máximo cada escena de una rutina gimnástica y artística… Más allá del fervor patrío…

  2. Esteban de Manuel Jerez

    5 de septiembre de 2023

    Gracias a tí Isa por compartir tus comentarios, nos sirven también de estímulo para seguir escribiendo. Creo que todos los que compartimos esta competición hemos sentido unas emociones inolvidables que perdurarán en nuestra memoria para siempre. Y esa especialísima interacción entre gimnastas y las que somos sus soportes es una parte fundamental, saludos

  3. Paco García

    5 de septiembre de 2023

    Esteban (y Elisa): Magnífico artículo, que consigue transmitir una parte importante (no toda, seguro) de lo que sentís participando como «soportes» en estas competiciones. Hay mucha sabiduría y mucha humanidad en este texto. Gracias.

  4. Esteban de Manuel Jerez

    5 de septiembre de 2023

    Gracias Paco, me alegra que te haya gustado. Desde la primera competición que asistimos en vivo pudimos ver que el público es muy especial y el ambiente que genera contagia a todas, a las gimnastas a las que soporta y a todos los participantes. Nos hemos enganchado, un abrazo.

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